domingo, 15 de mayo de 2016

¿CONTINÚAN LOS SUEÑOS EN ALGUNA OTRA DIMENSIÓN?


¿Existe otra forma de vida?





   De hecho algunos sueños proceden de otra dimensión, y tienen continuidad
en el mundo sobrenatural, y las pesadillas también, en dimensiones infra-naturales.

Si existe el Cielo también es real el infierno; si se puede ascender también se pude descender y sabemos que los descensos suelen ser más fáciles y peligrosos; y, en ambos sentidos el trayecto es infinito, depende donde, o en quien pongas la mirada. Cristo es la escalera al Cielo, la plataforma que al lo celeste nos eleva. 

Como una onda expansiva, como un eco, se proyectan nuestros pensamientos y acciones en todas las direcciones y en todas las dimensiones; en la física y en la espiritual, en la infra-espiritual o la supra-espiritual. Tú decides en quien pones la mirada, en la dirección que fijes tus ojos, hacia allí irás. ¡No culpes a nadie del resultado de tu decisión! Eres el capitán de tu barco, cuando zozobre en el mar de la vida pide ayuda al que todo lo puede.  ¡Tú decides!

Esto es lo que dice Jesús al respecto:

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.   En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.  Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?   Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.  Juan 14: 1 - 6.

Cristo es la escalera, la puerta al cielo, puedes decidir partir al otro mundo solo, o por otros medios, otros maestros, otros guías, ¿vete a saber en donde terminarás?  

Eres el capitán de tu barco, cuando zozobre en el mar de la vida pide ayuda al que todo lo puede.  ¡Tú decides!  ¡Tu decides!


Alfredo Manzano

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sábado, 14 de mayo de 2016

DIOS TIENE NOMBRE O ES EL ESPÍRITU SIN NOMBRE


«Yo Soy el que Soy». Testigos de Jehová ¿Testigos de qué?  ¿EL QUE ES… qué...?


Yahveh  «YHWH» Yo Soy el que Soy.  Esta expresión, este fonema, antonomasia, prefijo, preposición o pronombre, nos sumerge en el concepto de Nada, de Todo, de Infinitud, de Eternidad… Por lo tanto YO SOY, ¿no define nada…? Señala más bien la Esencia de Ser Infinita; hasta que se le añade un adjetivo, un calificativo, o un sustantivo.
Me atrevería a decir que Jesucristo es el sustantivo. Es el verbo de Dios encarnado, la acción de Dios en un cuerpo de carne y hueso. 

Espíritu sin nombre... (Rima V)


Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.

Yo nado en el vacío
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.

Yo soy el fleco de oro
de la lejana estrella;
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.

Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea;
yo soy del astro errante
la luminosa estela.

Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en la ribera.

En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.

Yo canto con la alondra
y zumbo con la abeja,
yo imito los ruidos
que en la alta noche suenan.

Yo trueno en el torrente,
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.

Yo río en los alcores
susurro en la alta hierba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.

Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.

Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan,
me mezclo entre los árboles
en la ardorosa siesta.

Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo
desnudas juguetean.

Yo en bosque de corales,
que alfombran blancas perlas,
persigo en el Océano
las náyades ligeras.

Yo, en las cavernas cóncavas,
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.

Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.

Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.

Yo sé de esas regiones
a do rumor nos llega,
y donde informes astros
de vida y soplo esperan.

Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa;
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.

Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.

Yo, en fin, soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
del que es vaso el poeta.

De: Rimas, leyendas y narraciones

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER


    De poetas y de locos –dice el refrán– todos tenemos un poco, así que, todos somos vasos, pequeños contenedores de la esencia divina.  En en el Nuevo Testamento, se nos recuerda este profundo, misterioso y desconcertante principio para la razón, somos vasos, templos donde habita el Espíritu de Dios. Jesucristo, se refirió así mismo como el templo de Dios. (—Destruyan este templo —respondió Jesús—, y lo levantaré de nuevo en tres días: y dijo esto refiriéndose a su cuerpo. (Jua 2:19-21)

Jesucristo fue el inspirador y la nota dominante de las revelaciones que Juan recibió en la isla de Patmos;  Él  es el que nos revela las Sagradas Escrituras dentro del contexto histórico y en las ya borradas huellas  de esos imperios de los que ni el nombre queda. Él es en definitiva, el puente sobre el abismo, la ignota escala..., la escalera que el Cielo une con la tierra, el medio, el vehículo, la espiral inmensa de átomos que, como humo lenta al cielo sube, es la indefinible esencia, la forma de la idea que se nos reveló aquí en la tierra, Él es «EL QUE ES». El nombre sobre todo NOMBRE.


Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
Y me dan sus mensajes las raíces secretas.
Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, el río, el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.

Atahualpa Yupanqui.



Alfredo Manzano Rodríguez

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sábado, 7 de mayo de 2016

LOS SUEÑOS, EL IDIOMA MAS ANTIGUO Y MAS HABLADO EN EL MUNDO


Los sueños una puerta al mas allá



Dios hablaba a los hombres antes que existiera el idioma hebreo, y cuando se escribieron las partes más antiguas de la Biblia no existía un idioma propiamente hebreo; los rasgos y formas de la escritura eran comunes a la fenicio-cananea (como vimos en la imagen del artículo anterior http://bit.ly/1ZrExwK ), de forma que un hebreo o israelí actual no puede comprender el hebreo en el que las Escrituras originales se escribieron, (tuve ocasión de comprobarlo en un viaje a Israel con el guía que nos acompañaba, que hablaba el hebreo moderno a la perfección). Dios habla a través de muchos medios: por las imágenes oníricas en los sueños, mediante visiones, símbolos, intuición, impresiones, representaciones, la acción, la inmensidad, un gesto, una mirada, un silencio; cada una de estas expresiones dicen más que mil palabras, aunque estas se pronuncien en hebreo. ¡Como si Dios no tuviera miles de idiomas! Por ejemplo, cuando contemplamos un paisaje, a través del sonido del viento, de la tormenta y el rayo, del murmullo y el rugir del mar, cuando el científico contempla a través del microscopio los microorganismos vivos o cuando contemplamos las estrellas.
El alma sensible percibe el mensaje de Dios en todo lo que toca, en todo lo que observa; en cada circunstancia y situación aprende a escuchar el sonido de la campana que sin sonido le guía y le habla. Por la intuición y la inspiración de su Espíritu, y también cómo no, por las Escrituras; teniendo en cuenta, claro está, que la letra mata pero el Espíritu vivifica. También por la palabra hablada, y en este caso siempre a través de terceras personas como un predicador o un maestro ya que entenderán que no es lo habitual que Dios lo haga con fonemas. Además hay multitud de idiomas en el mundo y Dios habla a cada persona en su lengua. En cambio el idioma de las imágenes oníricas en los sueños es único para todos, es el más universal, el más común, el idioma más hablado en el mundo aunque también el menos comprendido.

Alfredo Manzano


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