martes, 23 de mayo de 2017

MAN Y EL SUEÑO DE LA BALLENA NEGRA


Dios Sigue hablando en vivo y en directo a través de los sueños.  ¿Por qué no les prestamos más atención?


  
Manfred era un ermitaño, pintor, escultor y filósofo alemán que vivía en Camelle, en la Costa da Morte, distrito de Camariñas, Galicia.
Vestía con un taparrabos, vivía de la caridad y lo que la gente pagaba o donaba por ver sus obras. Trabajaba haciendo pequeñas obras de arte y esculturas naturales en armonía con el entorno de la playa, las rocas y su pequeña cabaña. La gente iba a visitarlo para ver sus obras y charlar de arte y filosofía.

 Manfred tenía un sueño recurrente, —es decir que lo soñó varias veces—, y lo contaba a los lugareños;  decía que una ballena negra llegaría a la playa y se estrellaría contra las rocas y se tragaría  sus obras de arte, luego enterraría a la ballena y él  moriría. Repetía con cierta melancolía a la gente, —enterraré a la ballena negra y luego moriré—.

Unos meses después se produjo el desastre del Prestige que  inundó de alquitrán la costa de Camelle, — el llamado chapapote—. Cuando Manfred vio lo que había hecho esa marea negra en sus playas y con sus obras, daba voces y gritos de quebranto por la desgracia ocurrida maldiciendo a la industria petrolera. Durante un corto periodo de tiempo ayudó con todas sus fuerzas a limpiar las rocas y playas. Un mes y unos días después de la tragedia del Prestige lo encontraron muerto en su cabaña.


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Los sueños recurrentes nunca mienten, hay que prestarles especial atención.

Manfred, no creía en Dios, se identificaba con la naturaleza, pero el hombre destruye la naturaleza y la modifica y la naturaleza a su tiempo termina con el hombre, pero no con la esencia espiritual que hay en él.  Sin embargo el hombre nunca podrá destruir al que le creó.

   Así como se cumplió el sueño recurrente de Manfred, —salvando las profundas diferencias de este mensaje con los que recibieron los personajes bíblicos—, así también se cumplieron los sueños recurrentes de Abraham, Jacob, José, Faraón, los siervos de Faraón, Nabucodonosor, etc., por nombrar algunos de los sueños más populares de la Biblia, conocidos incluso por quienes no la han leído.
Otra de las diferencias es que, a los personajes de la Biblia hubo profetas que los interpretaron, y algunos de ellos lo hicieron personalmente, entendieron el mensaje que las imágenes oníricas les transmitían en sus sueños.

Dios Sigue hablando en vivo y en directo a través de los sueños.  ¿Por qué no les prestamos más atención?

Las religiones cristiana los han dejado de lado y no solo eso, sino que la mayoría de los líderes cristianos los consideran como utopía o instrumentos de satanás. Cómo es posible una actitud de indiferencia tal a un medio de comunicación, un lenguaje que Dios ha creado e impreso en el espíritu y el alma del ser humano, sea este de la raza y creencia que sea y que, pone de manifiesto el estado psicológico del hombre de forma inequívoca, un lenguaje al que la Biblia recurre y considera con tanto énfasis.

¿Por qué los han dejado de lado? ¿Será porque no pueden manejarlos como a la letra? Los mismos traductores de la Biblia desde la antigüedad le pusieron reparo, se encontraron con cierta perplejidad para definirlos con claridad, y los denominaban “visión nocturna o Dios habló aquella noche”, o simplemente “Dios le habló” a la persona en cuestión.
Seguramente fue debido a que no eran sueños normales o vulgares.

Hay sueños y Sueños, libros y Libros, personas que dicen cosas interesantes y otras que no interesa lo que dicen; aunque paradójicamente son las que más medios tienen para decir lo que piensan. Hay profecías y profetas verdaderos y otros que dicen ser profetas pero son mentirosos.

Creo que el cristianismo debería recuperar su autoridad e interés sobre los sueños, empezando por descubrirlos primero en las Sagradas Escrituras.

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Deseo de corazón que tus sueños armonicen con el Sueño de Dios, con el carisma que el Creador en ti imprimió.

Alfredo Manzano.






sábado, 13 de mayo de 2017

LOS INQUISIDORES


¿HA CAMBIADO LA INQUISICIÓN DE  BANDO?



Hace un tiempo atrás en una conferencia evangélica de cuyo nombre no es necesario acordarse, abrí un stand para promocionar el libro La Biblia y Los Sueños. A una persona notable dentro del mundo evangélico que tenía un stand frente al mío, le molestaba el texto de promoción,  el mismo que hoy forma parte de la imagen de portada de la web  “La Biblia y Los Sueños”. El texto dice así: «Antes que se escribiera la Biblia ya existían los sueños y por los sueños la Biblia se escribió y mediante visiones, sueños y revelaciones la Biblia se concluyó».  Esta persona estaba furiosa por el contenido de esa frase.  El motivo, al parecer, —nunca dijo nada ni razonó conmigo al respecto, pero según deduje de sus comentarios, parece ser que contradecía y trastocaba algunas de sus teorías y conceptos bíblicos sobre los que él se fundamenta ¿..?— Sin embargo no me ofreció argumento u oportunidad alguna de debatir o cuestionar algo, solo se despachó con gritos de frases peyorativas. Era muy evidente que, aparte de molestarle  el texto, estaba dispuesto a que todos lo supieran.
 El suceso se produjo en vivo y en directo, es decir verbalmente en reiteradas ocasiones durante los tres días que duró  el congreso.
Fue muy triste la situación y consiguió despertar una agresiva actitud en mí al defender el significado de la frase que encabezaba la promoción del libro, de la que luego me arrepentí. 
Me costaba aceptar y comprender que una persona de su categoría y rango, conocedora supuestamente de las Sagradas Escrituras dado los cargos que ha ocupado y que todavía alguno de ellos desempeña, rebatiera el contenido de un simple texto con tan obstinada insistencia y groseras formas. No podía comprenderlo, me frustraba y enfadaba, al tiempo que me preguntaba cómo podía ser que una persona de ese nivel discutiera sobre un concepto tan evidente y sencillo de entender.
 ¿Qué pretendía cuando gritaba a fuerte voz en el pasillo por donde transitaban, para ir y venir a las plenarias  los más destacados líderes nacionales dentro del mundo de la reforma, —entre los que él también se encontraba—? ¿Pretendía ridiculizar el texto que usábamos como eslogan a la publicación del libro?  ¿Quería conseguir que sus  correligionarios prestaran  atención a la herejía del breve texto que anunciaba el lanzamiento del libro? Pues bien, la herejía que manifiesta ese breve texto ya ha quedado integrada en la segunda edición de La Biblia y los sueños.
 ¡Mira lo que ha escrito este! —Seguía insistiendo mi feroz inquisidor señalando el cartel anunciador—, una y otra vez lo repetía a los líderes que transitaban por el pasillo, señalando el lugar donde estaba la mesa y el display o pancarta de vinilo que anunciaba la publicación y venta del libro. Me daban ganas de responderle con la famosa frase de Don Juan Carlos I al ex Comandante Chávez en la XVII Cumbre Hispano-americana: ¡Porque no te callas!

En esta ocasión, por venir de quien venía la crítica, por un momento llegué a pensar que la Inquisición se había cambiado de bando.
Pero afortunadamente nadie prestaba demasiada atención a sus fuertes soflamas incendiarias contra el libro «La Biblia y los sueños» y su autor. 
Un catedrático de una universidad de Teología e Historia de la Iglesia de cuyo nombre de verdad  no me acuerdo, que sin embargo mi  despiadado crítico conocía muy bien, estaba ojeando el libro y la exposición del mismo, a quien mi fustigador se  acercó  y, estando yo delante  le insinuó: ¿Qué te parece ese texto de presentación que dice antes que se escribiera la Biblia ya existían los sueños? A lo que el catedrático de Teología contestó, —como literatura no está mal—, ¿Solo como literatura? —Le respondí yo, al tiempo que insistía en mis preguntas—, ¿El contenido no es una realidad? Bueno… eh… No sabía qué responderme el señor catedrático, pero intenté reflexionar con él y le dije: sin considerar conceptos antropológicos, sociológicos o científicos de algún tipo, sólo considerando las Sagradas Escrituras, ¿No considera que el argumento de la frase es veraz? Porque a los que se dedican a las ciencias no hace falta explicarles nada al respecto de este asunto, lo tienen clarísimo, por lo menos eso es lo que yo he comprobado; en cambio a los que tienen un cuadro conceptual y doctrinal de la Biblia en su mente, y que permanecen obstinadamente aferrados al mismo, sinceramente creo que sí les hace falta por lo menos, considerar el texto bíblico.
Le pregunté, ¿no existieron primero Abraham, Isaac, Jacob, José y todos sus contemporáneos antes que Moisés?  Por supuesto, todos los primeros existieron antes que Moisés, —contestó el catedrático— Abraham existió entre 600 a 430 años antes que se produjera el éxodo de Egipto, dependiendo de unos u otros historiadores ¿verdad? —Seguí cuestionando yo—. Sí, por supuesto, más o menos esos son los tiempos —respondió el catedrático—. Luego, si posterior a ambos acontecimientos Moisés escribió el Pentateuco o la Ley, entonces  Moisés está escribiendo sobre los sueños y visiones que tuvieron sus antepasados entre 600 y 430 años antes que él, ¿no es cierto? —bueno... sí, pero… —hizo una mención a las tradiciones que no venían a cuento, tratando de echar humo sobre la cuestión que empezaba a presentarse bastante clara, al tiempo que le recordaba lo que decía Jesús sobre las tradiciones cuando dijo: invalidáis la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. Mar 7:13.  Hablábamos —proseguí—, que los antepasados de Moisés soñaron, visionaron, y sus experiencias se fueron transmitiendo oralmente por generaciones hasta que posteriormente Moisés empezó a escribir los primeros cinco libros de la Biblia, según se enseña en los institutos bíblicos y universidades de teología ¿si, o no? Puesss si, así parece que fue. Entonces primero soñaron, visionaron y luego lo escribieron. 

Yo seguía citando frases como las que expondré, para que no desviara el asunto en divagaciones que no se ajustaban al tema que nos ocupaba:
Jesús añadió;  –El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado. 
No se hizo el hombre para la ley, sino la ley para el hombre. 

Dicho de otra forma, no se hizo el hombre para la Biblia sino la Biblia para el hombre. ¿No es cierto?  Pues así mismo, no se hicieron los sueños para la Biblia, sino que la Biblia se escribió por los sueños, las revelaciones e intuiciones inspiradas por el Espíritu Santo a sus protagonistas y a los que las escribieron.
Los sueños no se pueden separar del ser humano, van intrínsecamente anexionados a su personalidad psíquica. Sin leer la Biblia se puede vivir seguramente con peor calidad de vida, pero se puede vivir; en cambio no se puede vivir sin dormir ni soñar, porque las imágenes oníricas forman parte inseparable del sueño o el dormir, y una persona no puede pasar más de diez días seguidos sin dormir sin correr el riesgo de lesiones neuronales y psicológicas muy graves y en pocos días más la muerte segura. 
Muy interesante pero, la Biblia sigue siendo imprescindible para conocer a Dios.  Por supuesto —le dije—, eso es incuestionable. Pero ese no es precisamente el tema del texto sobre el que estamos debatiendo. —Bueno, me tengo que ir, hasta luego y suerte—. Que el Señor lo bendiga, le respondí—, ¡y gracias por permitirme dialogar sobre el tema! añadí este comentario con un tono de voz un poco más fuerte de lo habitual, a fin de que el inquisidor que estaba en su stand, frente al mío, se percatara, que hay formas más amables e inteligentes para debatir las cuestiones que no compartimos, que el mero enfrentamiento sin reparos, consideraciones ni reflexión.

Alfredo Manzano.   www.labibliaylossueños.com